El placer es también parte de la salud sexual integral y las pacientes con síndrome del deseo sexual inhibido evidencian gran dificultad para vivir una sexualidad plena. El trastorno del deseo sexual hipoactivo se caracteriza por una disminución del deseo o una baja motivación ante el acto sexual, la reducción de la lubricación vaginal o de la excitación, la disminución de la capacidad para alcanzar el orgasmo.

Muchas veces en la práctica clínica recibimos estos casos y no necesariamente sabemos cómo tratarlos. Si es que nuestra paciente nos reporta este tipo de problemas, es importante indagar por los factores asociados. Por ejemplo, la menopausia, la depresión, los problemas de tiroides, la ausencia de comunicación íntima, la ansiedad, la depresión, los transtornos hormonales y las enfermedades crónicas como la diabetes.

Diagnosticar este trastorno es posible gracias a la Prueba del Deseo Sexual Inhibido. Con solo cinco preguntas es posible aproximarnos a una solución:

1. ¿Considera que en el pasado su nivel de deseo o interés sexual era bueno y satisfactorio?
2. ¿Ha disminuido su deseo o interés sexual?
3. ¿Le molesta que su deseo o interés sexual haya disminuido?
4. ¿Le gustaría que aumentase su deseo o interés sexual?
5. Marque todos los factores que crea que pueden estar contribuyendo al actual descenso de su deseo o interés sexual:

• Una operación, depresión, lesiones o cualquier otra afección
• Medicación, drogas o alcohol que usted está tomando actualmente
• Embarazo, parto reciente, síntomas de menopausia
• Los problemas sexuales de su pareja
• Insatisfacción con su relación o pareja
• Estrés o fatiga
• Otros problemas sexuales que pueda sufrir en la actualidad (dolor, disminución de la excitación o del orgasmo)

Una vez resuelto este cuestionario, es posible identificar si las causas de este trastorno podrían estar ligadas a problemas físicos o a asuntos psicológicos que se pueden trabajar mediante terapia cognitiva-conductual.