Cuando las mujeres piensan en un parto, la mayoría de piezas informativas y capacitaciones que reciben se enfocan en el parto natural. Por ejemplo, en las respiraciones o en las mejores técnicas para pujar. Esto genera que, en muchas mujeres, exista una expectativa hacia una forma “ideal” y “superior” de dar a luz (parto natural) y por ende, una mirada negativa a la cesárea.
Existe detrás de una cesárea, la idea de que “no has parido a tu hijo(a), porque alguien más te lo ha sacado”. Por ello, la cesárea está muchas veces acompañada de sensación de culpa, vergüenza y sentimiento de fracaso “porque su cuerpo no estuvo a la altura” o “no fue lo suficientemente fuerte”. Debido a ello, se dice que para muchas mujeres que deseaban tener un parto natural y no fue posible en sus casos, recibir una cesárea les deja una herida emocional.
Nuestro rol como profesionales de la salud es presentar todas las opciones como una posibilidad, enfatizando la cesárea como una opción cuando el parto natural no es viable o es muy riesgoso.